Normalmente en una persona adulta el corazón se contrae entre sesenta y setenta veces por minuto. En el de una persona enamorada muchas más, a veces llega hasta cien sin que ni siquiera se de cuenta... Cuando tu corazón late fuerte por otra persona ya no eres tú quien manda, manda él .
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domingo, 27 de mayo de 2012
jueves, 3 de mayo de 2012
Tenemos miedo, todo el tiempo. Nos quedamos con la primera impresión, con lo primero que nos dicen o hacen. Preferimos un "no" antes de apostar por un "quizás". Elegimos ser lo que somos, creemos que eso es lo mejor para nosotros y pensamos que no nos estamos equivocando. Nos falta jugarnosla por esa persona, por ese sueño. Arriesgar y acertar o jugar con fuego, es parte de la vida. Pierde el que no lo intenta, tiene más posibilidades de ganar el que saca sus ases de la manga, que aquel que se estanca con sus pensamientos sin actuar. Corremos el riesgo de no superarnos, de no conseguirlo, de no conocer lo bueno ni aprender de lo malo. Errar no es fallar, sino aprender a ganar. Quizás hoy sea un no, pero nadie te quita la posibilidad de que mañana sea un sí.
Cuando tengas un mal día, en el que todo se te viene abajo. Cuando no sabes que hacer para llenar ese vacío que sientes; piensa que podría ser peor, aunque no sepas como podría ir peor ni te sientas mejor, seguro que algo te reconforta. No importa lo fuerte que seas, hay veces en las que las cosas te superan, situaciones, gestos, detalles... con las que no puedes más. Pero por un momento intenta sonreír, y piensa porque algunas veces sonríes y averigua sobretodo el porque. Intenta darle la vuelta a la situación porque seguro que por pensar el porque de tus sonrisas cuando lo estas pasando mal, te das cuenta de cosas que sin esos duros momentos, las pasarías por alto, y a veces, esas cosas, son más importantes de lo que crees.
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