Hace tiempo, alguien me preguntó que si pudiera pedir un deseo, cual sería. No le contesté, me lo pensé muchísimo, y por más que lo intenté no encontraba la respuesta. Tenía a mis amigos, dinero tampoco me faltaba, no iba a pedir un capricho, porque eso es fácil de tener, quería encontrar el deseo perfecto para mi, aquello que yo sola no podría conseguir, pero ¿qué era? Pasaban los días, me fijaba en los pequeños detalles, en cualquier pista que me ayudara a dar con la respuesta, pero nada... Hasta que por fin, me decidí, iba a pedir el gran amor de mi vida. Aquella persona con la que todas soñamos, que nos cuide, nos quiera, nos haga regalos, nos llame cariño, si, eso iba a pedir. A los pocos días te conocí, y eso me ayudo a entender bien dos cosas. Primero, el amor de mi vida eres tú, no hay duda, y lo segundo; a veces los sueños se hacen realidad. Y eso que hasta hace poco ni yo lo creía.